El ajedrez es uno de los deportes más antiguos que existen, y como tal, debe inculcar a los niños los valores y las ventajas que éste supone para su desarrollo. A la hora de educarles en este juego de estrategia, nunca deberemos presionarles, sino estimular su imaginación y creatividad a través del juego.

Los beneficios de este deporte en niños y mayores son muchísimos. Como toda actividad que se realice, requiere de un cierto grado de esfuerzo, dedicación, concentración y habilidad. Grandes ajedrecistas comenzaron a jugar desde pequeños, algo que favoreció al desarrollo y a la perfección de sus destrezas con el paso de los años. Normalmente los niños comienzan a jugar al ajedrez a partir de los cuatro años, viéndolo más como un método de diversión y entretenimiento que como un deporte. Cada vez son más las escuelas que apuestan por la inserción del ajedrez como actividad extraescolar, así como los padres que prefieren apuntar a sus hijos a este juego milenario antes que a fútbol, danza o baloncesto. Y es que la práctica del ajedrez se convertirá en el complemento ideal para la educación de nuestros hijos. ¿Cómo favorece a los más pequeños jugar al ajedrez?

1. Capacidad de concentración: El ajedrez es ideal para aquellos niños que no suelen concentrarse en la realización de tareas o en la escuela. Este deporte despertará sus inquietudes y les enseñará a pensar y a concentrarse en lo que están haciendo.
2. Capacidad de análisis: Una partida de ajedrez exige que se analice cada una de las respuestas posibles que puede presentar a los movimientos de su adversario, organizando sus ideas. Así mismo, esta capacidad de síntesis se trasladará a la vida diaria de nuestro pequeño. Ni que decir tiene que el ajedrez logrará incrementar el nivel de paciencia de los niños.
3. Estimulación de la memoria: Con el ajedrez pondremos a trabajar el hemisferio izquierdo de nuestro cerebro, consiguiendo así ejercitar nuestra memoria. Esto les beneficiará también a la hora de memorizar los estudios en la escuela.
4. Razonamiento lógico-matemático: El razonamiento que se pone en práctica al jugar al ajedrez es el mismo que en las lecciones matemáticas, por lo que este deporte ayudará a tu hijo a razonar más fácilmente. Así mismo, este juego mejorará notablemente su capacidad lectora.
5. Creatividad e imaginación: Son dos destrezas que van acompañadas de la agilidad mental. El niño debe crear planes de acción, es decir, ser imaginativo y creativo si quiere lograr sorprender a su oponente.
6. Aceptación de las normas y el resultado: ¡Las pataletas quedan fuera del tablero! El obligatorio cumplimiento de las normas de este deporte contribuirá al desarrollo social de nuestro hijo, quien además de disciplina deberá aprender a encajar tanto una victoria como una derrota. Esta situación enseñará a los más pequeños a controlar sus emociones y a reflexionar antes de actuar, así como a ser responsables de las decisiones que se han tomado; si se ha perdido o se ha ganado es culpa suya y de nadie más. Esto podría afectar muy positivamente a su autoestima, sintiéndose reconfortado por sus decisiones.
7. Resolución de problemas: A raíz de la ventaja expuesta anteriormente, el ajedrez enseñará a los niños a solventar las dificultades que se presentan, a tomar decisiones en poco tiempo y a no rendirse.
8. Poder sensorial: El ajedrez tradicional es un juguete de madera. La posibilidad de que el niño entre en contacto directo con el olor y el tacto de estas piezas naturales despertará en él un sinfín de sensaciones.
9. Prevención del Alzheimer: Al ejercitar el cerebro, nos convertiremos en personas resistentes ante la aparición de enfermedades como la demencia o el Alzheimer.

El ajedrez se convierte en un deporte necesario para los niños, en una herramienta que no pasa de moda y que resulta esencial para mejorar el rendimiento de nuestros hijos tanto en casa como en la escuela. Educarles en este juego de estrategia es educarles en valores como el esfuerzo, las relaciones sociales y la superación personal, pero sin que pierdan ese punto de diversión.