La importancia de una buena educación física en niños

La educación física debe empezar en la escuela, como un proceso de aprendizaje encaminado al desarrollo de la salud corporal a través del movimiento, la consciencia y la higiene postural. La importancia de una buena educación física en niños es tan importante como el juego.

Las personas nos adentramos en la actividad física a través del juego. Desde bien pequeños nuestros hijos igual que juegan con sus juguetes de madera, deben practicar deporte.  Jugar es un ejercicio recreativo sometido a reglas, en el cual se gana o se pierde.  Luego subimos un escalón cuando somos adultos y practicamos deporte, que es una actividad física, ejercida como juego o competición, cuya práctica supone entrenamiento y sujeción a normas.

El siguiente peldaño es el entrenamiento físico que es una actividad más mecánica de series planeadas con ejercicios que desarrollan habilidades específicas o músculos y con la intención de conseguir el máximo potencial para el deporte que practicamos. La cima o último peldaño, sería la educación física. Entendiendo como tal, trabajar el cuerpo en un conocimiento profundo del mismo, las diferencias, las necesidades, incluso patologías de cada individuo… consiguiendo un cuerpo sano y funcional.

Las personas nos lesionamos, consciente o inconscientemente practicando “deporte” y sin embargo lo clasificamos como “saludable”. Atrofias o acortamientos musculares, desalineaciones, dismetrías, desequilibrios, diferentes constituciones, falta de fluidez en el movimiento, etc. requieren de una buena educación física para “compensarlos”  y que el deporte sea lo menos lesivo posible.

La educación física debería empezar en la escuela, como un proceso de aprendizaje encaminado al desarrollo de la salud corporal gracias al movimiento, la consciencia, la higiene postural, aprender a controlar el cuerpo, con una correcta alineación, orientando el ejercicio a un desarrollo físico funcional y a un cuerpo sano y fuerte, ante el riesgo de lesión.  Si las personas conociéramos y entendiéramos mejor nuestro cuerpo, ese conocimiento individual haría que en un entrenamiento colectivo y genérico, el individuo trabajaría mejor y de forma más efectiva su propio cuerpo.

¿Porqué no valoramos la calidad de una abdominal en vez de la cantidad, o una correcta pisada y una buena alineación de la columna al correr, en vez del tiempo, respirando de forma consciente, enseñar a entender lo que es una columna neutral o una escápula estable, etc…? Adquirir esa consciencia y calidad de movimiento, aplicando cada vez  a una mayor intensidad y dificultad en los ejercicios, es sin duda la mejor “preparación física” que podemos realizar.

¿Somos conscientes de que un movimiento repetitivo en nuestro trabajo, en el deporte, con falta de una buena higiene postural, castiga nuestro cuerpo provocando lesiones que en algún momento de nuestra vida puede generar dolor? Mecanizar de forma consciente la calidad en el movimiento es la clave de la educación y el entrenamiento físico, para que de forma inconsciente lo realicemos en nuestra actividad diaria y en el deporte.

Si en nuestro día a día o en el deporte, trabajamos nuestra musculatura de forma asimétrica, necesitamos recuperar el equilibrio muscular para minorizar las descompensaciones que sufre nuestro cuerpo, esto lo conseguiremos a través de un trabajo equilibrador y funcional. Necesitamos compensar todas las agresiones que realizamos en nuestro cuerpo y trabajar la funcionalidad corporal.

Debemos invertir el proceso, primero tomar consciencia de nuestro cuerpo desde bien pequeños, educarlo con calidad de movimiento, nuestro entrenamiento físico será más completo y de mejor calidad, practicaremos deporte de forma menos lesiva y disfrutaremos jugando como niños.

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