A los niños les encanta que los adultos jueguen con ellos, pero la falta de tiempo a consecuencia de la vida tan ajetreada por el sinfín e infinidad de responsabilidades existentes en la vida del adulto, hace que resulte complicado encontrar un momento para dedicar a jugar con los hijos.
El juego es el medio que los niños utilizan para expresarse, aprender y mejorar en su desarrollo. De manera que debemos introducirnos en su mundo de fantasía e imaginación. Pero, ¿cómo? Es bien simple, sacando ese niño que tenemos dentro. ¡Convirtámonos en niños!
La compra de juguetes debe ser responsable, comprometida y ligada a aquellos valores que queremos que los niños adquieran. Los juguetes deben ser educativos pero no aburridos. Deben ser juguetes que permitan emplearlos al aire libre, que aporten diversión y constituyan un medio de comunicación y de cooperación. Sin embargo hay que tener en cuenta que la necesidad principal del niño es poder compartir los momentos de juego y diversión con los padres.
De esta manera, ahora que se acerca el buen tiempo proporcionemos esos momentos de diversión bajo el sol, al aire libre y demos un paseo en bicicleta, en patinete, juguemos a la comba con la cuerda de saltar y enseñemos a utilizar el trompo clásico de madera, un juguete conocido en todo el mundo, que favorece el desarrollo psicomotor, la coordinación y la precisión de movimientos, juegos clásicos que nunca pasaran de moda, con los que podremos compartir momentos imborrables en la memoria de los niños.
Los recuerdos de la infancia pasaran a ser inolvidables sólo por los momentos dedicados a jugar con los hijos, por tanto proporcionemos el máximo tiempo posible a jugar con ellos, éste es el mejor regalo que podemos ofrecer a los niños, nuestra presencia y compañía, un obsequio al alcance de todos.
Verónica Ríos
Pedagoga Col 1304